Cuarto trabajo: El jabalí de Erimanto

Heracles es llamado para una nueva tarea: atrapar al jabalí de Erimanto. Este animal vive en las laderas de los montes de Erimanto, un ser protegido por la diosa Artemisa por sus colmillos en forma de medialuna. El rey le pide traer al jabalí con vida.

Antes de ir de cacería por el jabalí, Heracles decide visitar a su viejo amigo centauro Folo. Folo lo recibe con una buena comida, pero la bebida era imposible dársela, ya que era el cántaro de vino que le pertenece únicamente a los centauros; sin embargo, Heracles le dice que él era una visita y que no podía negarse a regalarle un poco de vino. Folo sin más que hacer, abre el cántaro y le sirve. Poco después los centauros llegan armados a pelear con Folo y Heracles por abrir el cántaro y servirle a alguien que no era centauro, valga la redundancia.

Al ver que Heracles era demasiado fuerte, los centauros van camino a refugiarse con el rey Quirón y este hace que su abuela, Néfele, provoqué una lluvia estruendosa, haciendo que el arco de Heracles se destruyera, entonces optó por utilizar el arco con las flechas envenenadas. Una flecha cae en el rey, maestro de Folo. El rey siendo inmortal solo sufre por el veneno y hace un trato para intercambiar de nuevo la inmortalidad de Prometeo, Zeus acepta y el rey de los centauros se convierte en la constelación de Sagitario.

Al terminar la pelea, Folo entierra a su maestro, pero antes le quita la flecha, la cual se le resbala y le cae en su pata, provocando su muerte. Entonces Heracles lleva a su amigo a Folao y lo entierra. Durante su travesía logra llegar a Erimanto para atrapar al jabalí.

Tardó algunas horas persiguiendo al animal, hasta que lo desaloja del matorral, lo arrastra a la trampa de nieve, al caer, el héroe se monta en el lomo, lo amarra de las patas, luego lo sube a sus hombros y lo lleva hasta el rey Euristeo.