Quinto trabajo: Los establos de Augías

El rey Euristeo pensando en cómo hartar a Heracles, toma la decisión de mandarlo a limpiar los establos del rey Augías, hijo del rey Eleo y la reina Naupidame. Augías era ganadero y tenía 300 toros negros de patas blancas, 200 sementales rojos y 12 toros plateados. Aunque tenía demasiados toros, este nunca limpiaba y su establo estaba lleno de estiércol, haciendo que el hedor de este se extendiera por todo Peloponeso.

Heracles convencido acepta tal tarea, la cual el rey Euristeo pensaba que su sobrino no soportaría por el lugar mal cuidado. Heracles llegó con Augías he hicieron un juramento: 

"Si logró limpiar todo el lugar en un día, como recompensa me darás la décima parte de tu ganado."

El rey llama a su hijo Fileo para que fuera testigo del juramento y sin titubear, pensando en que Heracles no lo lograría, aceptó el trato.

Heracles al estar revisando el sitio, uno de los toros plateados confunde a Heracles con un león por la vestimenta de la fiera de Nemea, y lo ataca, pero Heracles lo toma del cuerno izquierdo, haciendo que este se quedará agachado.

Tomando en cuenta los ríos pluviales de Alfeo y Peneo, Heracles desvía los cauces en dirección al establo. Las aguas limpiaron todo el lugar en un día, cumpliendo con su juramento. Augías al enterarse decide no cumplir con su parte, entonces Heracles, con ayuda del testigo Fileo, expone el caso ante un jurado. De esta manera, Augías destierra a Heracles y a su hijo.

El trabajo que hizo Heracles con ayuda de los ríos divinos llega a oídos del rey Euristeo y este desaprueba la tarea, quedando con tres tareas aprobadas hasta ese momento.

Heracles siguió peleando por la parte que merecía, hasta que logró en la última guerra matar a Augías y llevarse lo que le correspondía y finalmente hizo que Fileo fuese el nuevo rey de Élide.


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