Tercer trabajo: La cierva de Cerinea

Después del trabajo a medias del héroe, su próxima tarea es llevar sana y salva a la cierva de Cerinea hasta la vista del rey Euristeo para poder apreciar su rara belleza, ya que era un animal de pezuñas de bronce y cuernos de oro.

La cierva era hermana de las cuatro corzas que tiran del carro de Artemisa. Un día Artemisa encontró a estos grandes y veloces animales, las capturó para que llevarán su carro. Sin embargo, la corza sobrante quedó libre y fue consagrada por la diosa.

Siendo así, Heracles se tomó un año siguiendo a este animal, que sentía la presencia del héroe y huía, para no usar su fuerza, lastimarla y tener que darle una explicación a Artemisa por hacer sufrir a su animal. La cierva en algún punto comenzó a cansarse, por lo que se tomó un descanso en el río Ladón y Heracles con gran agilidad le dio con una flecha entre el hueso y el tendón de una de las patas delanteras del animal, provocando que esta ya no pudiera caminar.

Tomó a la cierva, llevándola en sus hombros. En el camino, Artemisa lo interceptó pidiendo una explicación por lastimar a la cierva, Heracles le explicó que el rey Euristeo quería apreciarla. Al final Artemisa accedió, con la condición de que acabando le quitaría la flecha y la llevaría a un lugar sagrado, a lo que él accedió y así fue, logrando completar su tarea.


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